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martes, 17 de enero de 2012

Consejos de maternidad para madres primerizas


ALGUNAS RECOMENDACIONES SUPLEMENTARIAS

- Antes de salir hacia la maternidad, haz un buen encargo a la tienda. Piensa sobre todo en las reservas, las latas, los platos ya preparados y los congelados.

- Prepara por adelantado el máximo de ropa limpia para toda la familia.

- Ten previsto un medio de locomoción para ir a la maternidad. Tal vez te encuentres sola cuando llegue el momento de salir. Anota varios números de servicios de taxi por teléfono y el de un servicio de ambulancias que trabaje con la maternidad en la que vas a dar a luz.

- Apunta en una ficha la dirección y el número de teléfono de la maternidad, las horas de visita, la lista de parientes y amigos a los que has de avisar después del nacimiento de tu hijo y sus números de teléfono.

- Busca un pediatra que viva cerca de tu domicilio.

- Encarga las participaciones, si has decidido enviarlas.

martes, 6 de septiembre de 2011

La Maternidad según Arthur Janov


La Maternidad y la relación ideal entre madre e hijo forman parte desde hace milenios de las más antiguas tradiciones de la humanidad, en todas las latitudes.

Veamos cómo describe Arnaud Desjardins la relación entre madre e hijo tal como existía en la India antes de que la «civilización» occidental trastocara todas las tradiciones:

«... Todo era concebido para evitar al bebé, y después al niño, los traumas, las frustraciones, las dificultades de adaptación que son la fuente de las neurosis futuras. La relación de un niño con su madre, liberada ésta de cualquier otra tarea o responsabilidad que no sea ocuparse de él, la posterior entrada en juego del padre, el alejamiento progresivo de ambos, todo estaba previsto para permitir al niño adaptarse sin tropiezos al mundo exterior.

»La influencia de la madre sobre el niño —y en consecuencia sobre el futuro adulto— comienza desde el embarazo. Cualquier trastorno que afecte a la mujer encinta afecta también, y para siempre, al ser que lleva en su interior. En la tradición hindú, a la futura madre se la protege de toda contrariedad, y se la considera sagrada. En occidente, en la actualidad, las embarazadas se dispersan en todo tipo de actividades y preocupaciones.

»... Después, hacia la edad de siete años, al niño se le pone interno con un preceptor o gurú; no lo educan pues sus padres. El gurú se halla en condiciones de adoptar con los niños una actitud objetiva, exenta de las reacciones emocionales que los padres tienen frente a sus hijos. Así, los niños se hallan libres de la proyección de las neurosis paternas sobre ellos, lo que constituye la más grave enfermedad del mundo actual...»

Es interesante constatar que en esta última frase volvemos a hallar una de las afirmaciones formuladas por un gran psicoterapeuta occidental: Arthur Janov. La investigación occidental de vanguardia se une así a la tradición oriental.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Madre no esclava


Por otra parte, ocuparse con frecuencia del bebé durante el día le ayudará a adquirir el ritmo de vida de los adultos, es decir a permanecer despierto durante el día y dormir durante la noche.

El niño al que se deja solo en la cuna tiene en efecto la molesta costumbre de adoptar un ritmo de vida al revés: duerme durante el día y grita durante la noche para exigir que se ocupen de él, lo que no tarda en repercutir gravemente sobre el sueño —y en consecuencia sobre la salud— de los padres, quienes están obligados a seguir el ritmo de vida de los adultos.

Es por eso por lo que estoy en contra de la actitud de ciertos pediatras que reducen a las jóvenes madres a ser esclavas de su bebé. Éste duerme tranquilamente todo el día y perturba cada noche el sueño de su madre, reclamando el pecho a cualquier hora. La pobre madre sigue los consejos del pediatra, hallándose así al cabo de pocas semanas en un intenso estado de fatiga a causa del insomnio crónico.

A fin de respetar los imperativos de la vida moderna, y el sueño de los padres, es preciso que el niño duerma por la noche, permaneciendo en consecuencia bastante rato despierto durante el día. El único medio de lograrlo es ocupándose de él con frecuencia a lo largo del día.

viernes, 29 de julio de 2011

Maternaje en la Naturaleza


Numerosos trabajos científicos de zoólogos, antropólogos y fisiólogos han demostrado que el maternaje es indispensable para la supervivencia y el desarrollo normal de la cría. La ausencia del mismo ocasiona con frecuencia la muerte de la cría, y siempre causa graves trastornos fisiológicos del sistema nervioso, principalmente, del aparato digestivo, del aparato urinario, del comportamiento afectivo, etcétera.

En la mayoría de los mamíferos, la madre, desde el nacimiento, lame a su hijo. Se ha demostrado que la lamida no responde en absoluto al deseo de limpieza, sino a una necesidad fisiológica fundamental. El lameteo de la piel, y de zonas específicas como el contorno de la boca, el vientre y el perineo, es necesario e indispensable para el buen establecimiento de las grandes funciones vitales, en especial de las digestivas y urinarias.

Ello no debe sorprendernos, pues sabemos que la piel es el primer órgano nervioso del organismo, punto de partida de una multitud de reflejos orgánicos. Al parecer, el lameteo de la piel ejerce en los mamíferos una estimulación necesaria y beneficiosa que pone en marcha y controla las grandes funciones vitales. Numerosas observaciones zoológicas han confirmado sin duda posible estas nociones.

La cría de mamífero debe ser lamida por su madre para sobrevivir. Si no tiene lugar ese lameteo, muere por disfunción digestiva y urinaria. Sería demasiado tedioso citar la multitud de trabajos efectuados sobre dicho tema por los fisiólogos o por simples criadores profesionales; baste con saber que se trata de una ley indiscutible de la naturaleza, verificada en todos los mamíferos, desde la rata hasta el cordero, pasando por el ciervo y los simios inferiores.

La estimulación cutánea aparece pues como una necesidad imperiosa para las crías de todos los mamíferos.

Curiosamente, sólo los primates superiores, es decir los grandes simios (orangután, chimpancé, gorila) y el hombre, no lamen a sus crías. ¿Tienen al menos alguna actitud que supla esa omisión?